Cuando hace unos días, el pasado 16 de febrero, publiqué el post sobre el café, pensé que podría ser interesante traer alguna información sobre el interesante y bastante desconocido mundo del café. En efecto, a pesar de que se trata de un producto consumido en el mundo entero, poco se conoce a nivel popular de su origen, su cultivo y su peso en la economía de muchos países.
Así pues, me dedique a conseguir datos que me parecieran interesante para hacer un resumen y publicarlos. Y así lo haré.
Sin embargo, voy a continuar la serie con un cuento.
A raíz de la publicación del pasado día 16, Alfredo, de www.miscuentinos.blogspot.com/) editor del blog "érase una vez...quizá", me preguntaba muy oportunamente si conocía el cuento del café, y sí, lo conocía aunque lo tenía en el olvido; me ocupé de recuperarlo y pensé que estaría bien transmitirlo y compartirlo en este blog.
A raíz de la publicación del pasado día 16, Alfredo, de www.miscuentinos.blogspot.com/) editor del blog "érase una vez...quizá", me preguntaba muy oportunamente si conocía el cuento del café, y sí, lo conocía aunque lo tenía en el olvido; me ocupé de recuperarlo y pensé que estaría bien transmitirlo y compartirlo en este blog.
Es un cuento sencillo, pero que de forma clara nos enseña cuál debería ser nuestra actitud en los momentos difíciles, en ambientes hostiles, en situaciones desconocidas, y en fin en todas aquellas situaciones en que nos encontremos fuera de nuestro entorno habitual y protector.
Sin más, allá va el cuento.
Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y como las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía como hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejo hervir sin decir palabra. La hija espero impacientemente, preguntándose que estaría haciendo su Padre.
A los veinte minutos el padre apagó el fuego; Sacó las zanahorias y las colocó en un recipiente. Sacó los huevos y los colocó en un plato.
Coló el café y lo puso en una taza. Mirando a su hija le dijo:
“Querida; ¿Que ves?” “Zanahorias, huevos y café; fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias.
Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Al sacarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro.
Luego le pidió que probara el café?. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: “¿Que significa esto, Padre?”
El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente.
La zanahoria llegó al agua fuerte, dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.
Los granos de café? sin embargo eran los únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.
“¿Cual eres tú?”, le preguntó a su hija. “Cuando la adversidad llama a tu puerta”, ¿cómo respondes? “Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?”
Y cómo eres tú: “Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?
“Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Posees un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, un divorcio o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero “Eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido? “O eres como un grano de café? ¿El café? cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las
cosas se ponen peor tu reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.
¿Como manejas la adversidad?
Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café ?.
Cualquier día de éstos continuaré con más posts sobre el café. (me encanta el café).
Gracias Alfredo por recordarme el cuento.
Vicente, muy bueno el cuento y su moraleja.Es una delicia saborear una buena taza tomada sin prisa en estas tardes frías del invierno
ResponderEliminarEste cuento tiene mucha enseñanza, Vicente. Lo tenía guardado desde hace mucho tiempo para pasarlo a alguien que creía lo necesitaba, hoy ya no hace falta. No sé quien lo escribió, pero acertó de pleno.
ResponderEliminarSalu2.