Estos días (del 7 de enero, al 13 de marzo), Venecia vive momentos de fiesta colorida y espectacular
Estos Carnavales, son únicos en el mundo tanto por sus orígenes, como por la originalidad y coloridos de sus disfraces que atraen año tras año a miles de turistas. Los turistas sin embargo, no suelen participar activamente en las festividades; como mucho, alguno se adorna con una breve careta de fácil manipulación, pero no acostumbran a disfrazarse como lo hacen los venecianos.
Lo que si persiguen (y consiguen) los turistas son preciosas fotografías llenas de colores y encanto.
Lo que si persiguen (y consiguen) los turistas son preciosas fotografías llenas de colores y encanto.
El origen de estos Carnavales se puede datar en el año 1296, cuando el Senado de la República de Venecia, la declara como festividad oficial.
Sin embargo, fue en el siglo XVIII cuando la festividad alcanzó su mejor apogeo y su máximo esplendor; viajeros y aristócratas de toda Europa se daban cita en Venecia en busca de diversión.
La idea de oficializar estas festividades vino de una propuesta de Cristopher Tolive, secretario principal del Dux de Venecia, quien pensaba que era necesario hacer algo para que la nobleza pudiera mezclarse con el pueblo común y vivir de cerca sus fiestas. Era también, como en otros muchos casos, una forma de evadirse al menos unos días al año, de la tiranía y el control del Gobierno. De ahí el uso de disfraces y máscaras que ocultaran sus rostros y dificultaran ser identificados tras las travesuras y pillerías que inexcusablemente se cometían.
Más tarde, tras el descubrimiento de América por Cristóbal Colón, Venecia perdió su atractivo como lugar de fiesta para los aristócratas europeos que preferían España y Portugal como lugar de encuentro, debido a cierto exotismo aportado por los navegadores en sus viajes por el mundo.
Las celebraciones se mantuvieron en un nivel muy bajo hasta el 1972, en el recién pasado siglo, en que retomaron fuerza con más intensidad y brillantez que nunca, hasta llegar a los Carnavales que conocemos hoy día.
Las celebraciones se mantuvieron en un nivel muy bajo hasta el 1972, en el recién pasado siglo, en que retomaron fuerza con más intensidad y brillantez que nunca, hasta llegar a los Carnavales que conocemos hoy día.
Las festividades se desarrollan de manera muy distinta a España y mucho menos se parecen a las fiestas brasileñas, ambas conocidas y reconocidas en todo el mundo.
En Venecia, el Carnaval consiste en paseos y desfiles, organizados o espontáneos, por las calles y vestidos con ricas telas y máscaras de distintos colores. Los colores clásicos en el Carnaval de Venecia eran el blanco y el negro, así como los colores únicos plateados o dorados; sin embargo, poco a poco se fueron modificando estas tradiciones hasta la actual explosión de colores, con muchas y originales combinaciones, sombreros, etc.
Los disfraces son trajes de época del siglo XVIII veneciano, y los paseantes parecen salidos de un cuadro de Canaletto .
Los disfraces son trajes de época del siglo XVIII veneciano, y los paseantes parecen salidos de un cuadro de Canaletto .
Otro aspecto importante durante los Carnavales de Venecia, es la importante actividad cultural que se desarrolla durante estos días : Festivales, representaciones teatrales, conciertos, recitales, comedias, poesía, etc.
En realidad, aunque los desfiles mantienen un real interés, el resto de manifestaciones culturales no cesa de crecer, teniendo hoy en día una importancia considerable y resultando ser la cita anual del arte. Los espectáculos alcanzan precios muy altos durante estos días, pero hay que resaltar que la calidad de los eventos, los justifican.
En realidad, aunque los desfiles mantienen un real interés, el resto de manifestaciones culturales no cesa de crecer, teniendo hoy en día una importancia considerable y resultando ser la cita anual del arte. Los espectáculos alcanzan precios muy altos durante estos días, pero hay que resaltar que la calidad de los eventos, los justifican.
El Gran Canal, es uno de los lugares más interesantes a la hora de lucir disfraces y los turistas lo eligen como fondo de sus fotografías de recuerdo.