Tras una jornada laboral agotadora llegas a casa después de casi una hora de viaje. El trabajo acumulado hace mella en tu estado de ánimo y sientes que la cabeza te va a explotar. ¿Les suena, verdad? O pongamos otro ejemplo. Un partido de fútbol al calor de cualquier bar repleto de gente. La voz de quienes te rodean, unido al volumen del televisor, penetra en tu organismo sin apenas darte cuenta. Saltan las alarmas y uno de los métodos más comunes para apagarlas es la ingesta de la clásica aspirina. Pero... este fármaco no estuvo siempre ahí, al alcance de todos. ¿Cuando y por qué surgió?
Los
sumerios y los
chinos usaban las hojas de sauce como analgésico antes del 1000 a. C
La primera mención se encuentra en los textos de
Hipócrates (460-370 a. C.), padre de la medicina griega, que usaba un brebaje extraído de hojas y corteza del sauce
Salix Latinum para aliviar los
dolores y la
fiebre de sus pacientes,
También en alguna cultura
amerindia (en el continente americano) se puede haber utilizado la corteza del
sauce blanco para fines medicinales.
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Cristales de aspirina |
Existen evidencias de que entre los
pueblos hispanorromanos se contaba con algún posible ejemplo del uso y sacralidad del sauce.
Los efectos medicinales del sauce blanco han sido mencionados por autores antiguos como el polígrafo y naturalista romano
Plinio el Viejo (23-79), el médico y farmacéutico grecoturco
Dioscórides(40-90) o el célebre médico grecoturco
Galeno (130-200).
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Plantas medicinales |
Durante la Edad Media se hervía la corteza del sauce y la daban a beber a la gente que sufría de dolencias. Sin embargo este brebaje divino paso al olvido debido a una ley que restringió el descortezamiento y corte de hojas de este sauce, ya que eran utilizadas en la industria cestera.
En la época pos
renacentista (
1763)
Edward Stone,
reverendo de la
Iglesia de Inglaterra, presentó un informe a Lord Macclesfield, quien presidía la
Real Sociedad de Ciencia Inglesa, referente a estas propiedades terapéuticas de la corteza de sauce blanco destacando su efecto
antipirético. Stone describió en su trabajo que había administrado el extracto en forma de
té o
cerveza a 50 pacientes febriles, aliviándoles el
síntoma. Investigaciones posteriores condujeron al principio activo de esta planta, que los científicos llamaron
salicilina, un derivado del ácido salicílico y del ácido acetilsalicílico.
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Primeras presentaciones de la aspirina |
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Antigua presentación en tubo de cristal |
El ácido acetilsalicílico fue sintetizado por primera vez por el químico francés
Charles Frédéric Gerhardt en
1853, queriendo mejorar el sabor amargo y otros efectos secundarios del ácido salicílico como la irritación de las paredes del estómago, al combinar el salicilato de sodio con cloruro de acetilo; y luego en forma de sal por
Hermann Kolbe en
1859. No obstante, hubo que esperar hasta
1897 para que el farmacéutico alemán
Felix Hoffmann, investigador de los laboratorios Bayer y que, buscando un alivio eficaz contra los dolores que su padre sufría por un reumatismo crónico tratado con ácido salicílico además de importantes efectos secundarios, consiguiera sintetizar al ácido acetilsalicílico con gran pureza. Sus propiedades terapéuticas como analgésico y antinflamatorio fueron descritas en
1899 por el
farmacólogo alemán
Heinrich Dreser, lo que permitió su comercialización.
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Felix Hoffmann |
Muchos años después, en
1949, el que fuera jefe directo de Hoffmann,
Arthur Eichengrün publica un artículo reivindicando el descubrimiento.
16 Se trataría de algo realmente sorprendente, que alguien reclame para sí un mérito 50 años después, cuando la aspirina ya llevaba décadas convertida en un fármaco famoso en todo el mundo. De hecho esta reivindicación fue ignorada por los historiadores científicos hasta 1999, fecha en la que el investigador de
Walter Sneader de la
Universidad de Strathclyde (en
Glasgow), volvió a postular que fue Eichengrün quien tuvo la idea de sintetizar el ácido acetilsalicílico. En todo caso, la casa Bayer, a la que importaría poco si los méritos deberían caer en uno u otro de sus empleados, y que lógicamente tiene todos los documentos que afectan al caso, refutó en un comunicado de prensa esta hipótesis, pero la controversia sigue abierta.
Aspirina fue el nombre comercial acuñado por los laboratorios
Bayer para esta sustancia, convirtiéndose en el primer fármaco del grupo de los
AINE (antinflamatorios no esteroideos). Posteriormente, en
1971, el farmacólogo británico
John Robert Vane, entonces empleado del Royal College of Surgeons (Colegio Real de Cirujanos) de Londres, pudo demostrar que el AAS suprime la producción de
prostaglandinas y
tromboxanos, lo que abrió la posibilidad de su uso en bajas dosis como antiagregante plaquetario, ampliando enormemente su campo comercial y compensando el hecho de que, en la actualidad, su uso como antinflamatorio de elección haya sido desplazado por otros AINE más eficaces y seguros. En 1985 la secretaria del Servicio de Salud de Estados Unidos, Margaret Heckler, anunció que la dosis de una aspirina diaria ayudaba en personas que habían sufrido un infarto de miocardio a prevenir nuevos ataques de isquemia coronaria. Tras la primera Guerra Mundial, la marca "aspirina" fue expropiada en los países ganadores, fundamentalmente Inglaterra, Estados Unidos y Francia; de tal manera que en estos países
aspirin pasó a ser el nombre genérico de la sustancia.
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Bayer Asturias |
La aspirina hoy es un fármaco registrado en más de 70 países de todo el mundo. Desde su comercialización se han consumido más de trescientos cincuenta billones de comprimidos y se estima que el consumo diario es de unos cien millones de aspirinas. Consecuentemente, es uno de los
fármacos más usados en el mundo, con un consumo estimado de más de 100
toneladas métricas diarias. Actualmente, el 100 % de la producción mundial de ácido acetilsalicílico manufacturada por
Bayer se realiza en LA FELGUERA (
Langreo),
España, en una planta química de esta empresa multinacional. Desde allí se envía a diferentes partes del mundo donde se preparan los comprimidos y diferentes formas farmacéuticas en las que se vende la aspirina.
No importa en qué lugar del mundo se consuma una aspirina. Allí donde eso ocurra (y ocurre 200 millones de veces cada día en el planeta), el más universal y popular de los analgésicos tendrá origen asturiano.
La planta que la compañía farmacéutica alemana Bayer posee en LA FELGUERA, Langreo (Asturias), y que desde hace décadas ya es la principal fábrica de la multinacional en la producción de ácido acetilsalicílico (el principio activo de Aspirina y de la cardioaspirina Adiro), concentra la totalidad de la elaboración mundial de ambos fármacos.
(Fuente : Wikipedia, Bayer, ABC Salud y elaboración propia)